Anillamiento en La Sotonera

El viernes 22 de agosto por la tarde visitamos la parte Este del embalse de La Sotonera, la orilla en torno a Montmesa. Ahora que el nivel del agua está bajo, quedan orillas fangosas donde se suelen ver bastantes limícolas y otras aves acuáticas. Y estaba muy interesante el pajareo con cuatro espátulas, un vuelvepiedras, archibebe claro, oscuro y común, andarrios bastardo, avefría, cigüeñuela, muchos andarríos chicos y chorlitejos chicos, una pescadora, garza real, garceta grande y común, cucharas, cercetas, pato colorado, azulones y cientos de gaviotas reidoras y patiamarillas. 
















Aspecto de la orilla.
















De izquierda a derecha, garceta común, espátulas y grupo de cucharas europeos. En primera fila una gaviota reidora.














Garceta grande.














Cigüeñuelas.















Vuelvepiedras.















Chorlitejo grande.















Archibebe común juvenil y archibebe oscuro adulto en plumaje  nupcial.
















Dos archibebes claros y en el centro un archibebe oscuro en plumaje postnupcial.















Andarríos chico y combatiente juvenil.

Además nos dimos cuenta de que gran cantidad de pequeños paseriformes pululaban por los tamarices y los zarzales de la orilla. Decidimos al momento poner las redes y al día siguiente probar el sitio como posible estación de anillamiento, algo que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Y dicho y hecho, a las siete de la mañana del sábado estaban colocados unos 100 metros de red, y casi inmediatamente comenzaron a caer los primeros, hasta que cuando la temperatura superó los 30ºC, recogimos todo sobre las 12:30 de la mañana. Al final fueron 94 pajaros de 16 especies diferentes, casi todo sílvidos o warblers. Seis especies de currucas (mosquitera, capirotada, cabecinegra, carrasqueña, zarcera y mirlona), mosquitero musical, zarcero común, carricero común, ruiseñor común y bastardo (ahora cetia ruiseñor....), papamoscas gris y cerrojillo. A todos ellos les espera una larga travesía hasta el África subsahariana, llena de riesgos para bichos de 10 a 25 gramos de peso, que intentan aumentar con reservas de grasa poniéndose "ciegos" de moras y otros frutos. También anillamos varios mirlos comunes, herrerillo común y verdecillo.

















Curruca zarcera juvenil. Crían de forma escasa por los valles pirenaicos, pero ahora pasan por aquí miles de aves norte y centroeuropeas.


Hembra juvenil de curruca capirotada.

Macho (izquierda) y hembra juveniles de curruca capirotada. Bastante común como reproductor provincial en todo tipo de bosques desde el Pirineo hasta los sotos fluviales de Monegros.


Juvenil de curruca mosquitera. Reproductor poco común en bosques húmedos. Destaca la ausencia de características diagnósticas, ni listas, ni marcas alares.. de color pardo grisáceo sin detalles visibles.


Adulto de curruca mirlona. En el detalle del ala, se aprecia que ya ha mudado muchas de las plumas de vuelo, y le queda una vieja más larga y marrón entre la mitad interna del ala que le están creciendo. Los juveniles tienen el iris oscuro y todo el plumaje nuevo.


Dos machos adultos de curruca cabecinegra. Se puede ver todo el año por zonas arbustivas de la mitad Sur de la provincia. En los inviernos muy fríos lo pasa mal, y sus poblaciones llegan a desaparecer de amplias zonas.


Juvenil de curruca carrasqueña. Son muy diferentes de los adultos que tienen el pecho y garganta color herrumbroso con una bigotera blanca, y fáciles de confundir con los jóvenes de cabecinegra. Muy ligada a zonas arbustivas con árboles, especialmente encinares.


Mosquitero musical, difícil de separar del común y el ibérico si no lo tienes en la mano. Salvo alguna reproducción puntual, solamente se ve por aquí en los pasos migratorios.

Carricero común juvenil. Se aprecia bien una "barra de crecimiento" en la parte central de la cola y tiene todo el plumaje nuevecico a estrenar.

Ruiseñor común adulto. Este es el cantante nocturno que ameniza las noches de marzo a julio. De colores y movimientos muy discretos.

Ruiseñor bastardo. Residente muy común en carrizales y sotos, es muy escondedizo pero su inconfundible y repetitivo canto lo delata.

Joven de papamoscas gris. Nidificante común en bosques de ribera.

Joven de papamoscas cerrojillo. Aunque tiene poblaciones reproductoras en algunas partes de la Península ibérica, por aquí solo aparece en los pasos migratorios, cuando se ven muchos por cualquier sitio. El macho en primavera es negro y blanco, muy llamativo.


Dos juveniles de mirlo común mudando las plumas de contorno, el de abajo algo "pelón".

En definitiva, se trata de una zona ideal para la instalación de una estación de anillamiento, pero el esfuerzo que eso supone...hay que pensárselo mucho.



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